… Un mendigo se acerca a un anciano en la playa con la mano extendida. —Por favor —suplica—, llevo 24 horas sin comer. A lo que contesta el viejete: —¡Hombre! Pues ya te puedes bañar.
…Era un hombre tan tacaño, tan tacaño, tan tacaño que ladraba por las noches para no comprarse un perro.
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