erase una vez un hombre tan pequeño, tan pequeño, que se sentaba en el canto de un euro y le colgaban los pies.
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…erase una vez un hombre tan pequeño, tan pequeño, que se sentaba en el canto de un euro y le colgaban los pies.
…erase una vez un hombre tan pequeño, tan pequeño, que se sentaba en el canto de un euro y le colgaban los pies.
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