Habia una mujer tan fea, que cuando la llevaron a la casa de los espantos, regresó con una solicitud de empleo.
…Había una mujer tan fea, que cuando la llevaron a la casa de los espantos, regresó con una solicitud de empleo.
Había una mujer tan estúpida, que miraba «Los 3 chiflados» y tomaba notas.
Había una mujer tan vieja, que tiene jeroglíficos en su permiso de conducir.
Había una mujer tan fea, que cuando se despertaba, el sol se escondía.
Había una mujer tan fea, que cuando nació, su madre dijo «¡Qué tesoro!» Y su padre dijo, «Tienes razón, ¡hay que enterrarla!»
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